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Literatura

Enrique se ha concentrado en varios géneros de la creación literaria: poesía, cuento, novela, ensayo y autobiografía. Gran parte de su producción está destinada a la poesía. De sus muchos libros publicados e inéditos, la mayoría pertenecen a este género. 

Poesía

Muy joven formó parte de la corriente poética denominada Poeticismo, con la cual ha mantenido una posición crítica sin dejar de reconocer que influyó poderosamente en su quehacer poético. Lo hizo a lado de Arturo González Cosío, Eduardo Lizalde y Marco Antonio Montes de Oca.

La obra lírica de González Rojo se divide en seis partes: inicialmente lo que podríamos llamar su prehistoria poética (expresada sobre todo en su libro Luz y Silencio.

En la segunda etapa, por breve tiempo, los poemas de factura "poeticista" (fundamentalmente Dimensión imaginaria). 

En la tercera etapa el poeta nos entrega Para deletrear el infinito (en cuatro tomos). 

En la cuarta etapa lo escrito después de Para deletrear el infinito.

La quinta, donde propone y realiza dos nuevos géneros literarios a los que da el nombre de Cuentema (cuento-poema) y Novelema (novela-poema). 

Y la sexta, en que, uniendo las dos pasiones fundamentales de su vida, está creando un extenso poemario que se encuentra en proceso de producción y que, por ahora, tiene los nombres de Poema filosófico I  y Poema filosófico II.

La prehistoria significa para él bocetos, ensayos, primicias. Los poemas de la etapa poeticista tienen también ahora poca significación para él. Es con Para deletrear el infinito cuando se empieza a conformar, no sin contradicciones y balbuceos, su personalidad y sus sueños poéticos. En esta obra el autor se propone "deletrear el infinito" mediante la poesía. Hablar del infinito es tematizarlo, decir o balbucir de todo, dice Enrique. Pero no sólo le interesa hablar del infinito, sino en cierto modo vivirlo, "practicarlo" de tal manera que cada uno de los 15 cantos de esta obra se convierten en 15 libros que integrados constituyen las obras Para deletrear el infinito I (1972),  Para deletrear el infinito II (1975-1981), Para deletrear el infinito III (1981-1985) y Para deletrear el infinito IV (1988-1990). Si en el primero se esbozan los temas, en los siguientes se tratan a profundidad. No ha sido posible publicar el volumen IV de Para Deletrear el infinito, pero sí la mayor parte de los diversos libros que lo componen. Entre los publicados figuran: Por los siglos de los siglos (1981), Las huestes de Heráclito (1988) y Apolo Musageta (libro editado en la UAM en 1989). Permanece inédito el libro Al pie de tu mirada o ganados por el día. 

En la cuarta etapa, cuya producción es abundante, la poesía deja de hallarse encadenada a un programa como el de deletrear el infinito y está constituída por poemas de diferente índole, temática y estilo. En esta etapa ha publicado o ha escrito: De mis dominios (1998), El Junco (2000), La cantata del árbol que camina (2000), El primer burlador y otros don Juanes (2001), Memoralia del sol (2002), Viejos (2002), La comedia urbana (2005),  Poeta en la ventana (2007), Curiosidades y definiciones (inédito) (2007), Galería de cuadros inexistentes (inédito) (2008), Casa Adentro (2008), Trincheras (2010),  Orfeo (inédito) (2011),  Mujeres (inédito) (2012), Incomunicación (inédito) (2012), Tauromaquia (inédito) (2013), Animales (inédito) (2013), Cuatro elegías y Del amor y sus formas (inédito) (2013), Joyas y Gerifaltes (2013), entre otros.

La quinta o última etapa está constituída, como dije, por dos formas poemáticas propuestas por el autor: los cuentemas (la síntesis de cuento y poema) y las novelemas (síntesis de novela y poema).

Recientemente ha sido publicado el libro: Todos los cuentos, minicuentos y cuentemas de Enrique González Rojo A. 

Entre las novelemas podemos mencionar: Salir del Laberinto, Empédocles (editados en un volumen por la UAM en 2016), Sublevaciones en el cielo y en la tierra (2013), Abelardo y Eloísa (2014), Lisístrata (2014), Los colmillos del dragón (2015),  Los secretos de la selva lacandona, La cueva de Montesinos (2016), Francesca da Rímini (2017) y Peter el Rojo y su informe para una Academia (2017). 
 

Efraín Huerta escribió acerca de Para deletrear el infinito: es un libro que "no hay que leerlo superficialmente, este libro es para ser estudiado, para ser leído con mucho cariño, con mucha minuciosidad. Es un libro muy complejo, muy grande y hay que deletrearlo, hay que ir hacia él con mucho cuidado". 

Sobre Para deletrear el infinito Federico Patán ha dicho: "González Rojo es una de nuestras voces poéticas ya asentadas y definitivas. Lo es por que sabe estructurar cada poema y sumarlos en libros así mismo bien estructurados, cuyo sentido filosófico y estético forman un todo. Lo es porque examina el mundo desde una posición asumida con honradez, palpable en la integración y en la integridad de cada poemario. Lo es por que maneja con mente diestra la ironía, máscara de bastantes inquietudes". 

Y acerca de la misma obra, Miguel León-Portilla ha externado: "he leido buena parte de su libro y refrendo la convicción que ya tenía de que usted es un auténtico Cuicapicqui, forjador de cantos, en el México nuestro contemporáneo. Veo que se ha echado usted a cuestas una larga empresa. ¡Nada menos que deletrear el infinito! Poesía filosófica y filosofía poética es lo que usted nos ofrece". 


Prosa

Aparte de sus libros de poesía, Enrique tiene en proceso una extensa novela llamada La crucifixión de la historia. 

Ha editado también un libro de "cuentemas" denominado El tránsito I y El tránsito II (1990). Está por publicarse, como se dijo, el libro intitulado Todos los cuentos, minicuentos y cuentemas de Enrique González Rojo Arthur. el cual reúne los siguientes textos: "El retablo de maese Enrique",  "Criaturas de la tinta alada", "El tránsito I", "El tránsito II" y "Versiones, conversiones y perversiones". 

Entre sus ensayos literarios publicados figuran Prolegómenos a una sociología de la mafia literaria (1975), Prólogo a los sonetos amorosos de Quevedo (2008), Afanes apropiativos (2012), Reflexiones sobre la poesía (2013). 

Aunque incompleta no deja de ser interesante su Autobiografía que está recogida en su página web. Allí también se puede encontrar el Currículum Vitae del escritor.

Enrique ha recibido cuatro premios por su obra poética: el Premio Villaurrutia, 1976, por el libro El quíntuple balar de mis sentidos (1976); el Premio Nacional de Poesía "Benemérito de América" (2002), en Oaxaca, por el texto Viejos (2002), y dos segundos lugares: en los Juegos Florares de Oaxaca (1971) y de Querétaro (1972). También ha obtenido el Doctorado Honoris Causa de la UAM en 2016.

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